jueves, 30 de junio de 2011

Prueba y Error

—¿Cómo va la evolución humana? —Preguntó severo.
—Creador, están creciendo descontroladamente, consumiendo recursos sin eficiencia, piensan viajar fuera de su luna y establecerse en planetas cercanos. Supone un riesgo para las otras evoluciones, podrían contaminarlas. De hecho, han ensuciado el espacio cercano con los restos de sus artilugios y su atmósfera es más caliente cada ciclo—argumentó el corregidor de Alfa Centauro.
—¿Qué tenemos a disposición para volver a empezar con ellos? —Volvió a preguntar, esta vez más seco.
—Señor, un asteroide de masa media (20 km de diámetro mayor) escondido detrás de Urano-y bajando la cabeza esperó la sentencia que firmaría sobre una hoja siempre en blanco.
—Ya lo hice con aquellos dinosaurios, no me dejaban opción, no todos podían volar, ahora les toca a estos sordos. Volveremos a empezar, esta vez un poco más arriba en la evolución—estampando un golpe sobre el asteroide de marras.
El hombre del noticiero comentaba con terror evidente:
—Científicos de varios países nos han confirmado la presencia de un gran asteroide, ha aparecido más allá de Urano, con una trayectoria de impacto sobre la tierra. Por la velocidad del objeto se estima que en una semana la destrucción sea total. No tenemos esperanzas de sobrevivir—dijo estallando en llanto.
Un caos invadió el estudio y la imagen se volvió negra.
—¿Se desplazará mucho la órbita de ese planeta? —preguntó mientras visualizaba el choque.
—Creador, lo suficiente para rebajar la temperatura en 5 grados, en unos doscientos mil ciclos más.
Entonces la luz del choque llegó renovadora al Olimpo.
—Anota: no dejarles sin escarmiento más de 1000 ciclos en la nueva evolución, vamos lento en el programa.
—Mi señor—dijo retrocediendo con una reverencia.
—Así sea—

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