jueves, 30 de junio de 2011

Busqueda Permanente

Recuerdo perfectamente aquel momento. Fue durante una clase que al padre Isidoro le gustaba llamar: Higiene mental.
Intentaba explicarnos ese día el concepto de felicidad. ¿Qué era ser feliz?
Me sorprendió mucho que un hombre con tanta labia y tan estudiado escogiera un eje de coordenadas para tratar de explicarnos aquel concepto y su búsqueda continua por el ser humano. Fue al pizarrón y en el eje X puso al tiempo y en el eje Y nuestro esfuerzo por conseguirla; una recta que salía de cero describía un ángulo de cuarenta y cinco grados que caía luego abruptamente al final, tocando de nuevo al eje X. Decía el padre:

—La búsqueda de la felicidad es una persecución constante que crece durante el tiempo. Es una meta esquiva e inalcanzable, nunca sabemos si lo hemos logrado, solo sabemos que la buscamos. No importa dónde ni cuándo.

Todos los alumnos nos quedamos hipnotizados tratando de asimilar aquella expresión filosófica que manaba de aquel alto y serio padre agustino. El silencio se rompió y dijo:

—Solo la muerte nos impide la búsqueda de la felicidad en este plano.

Aquellas últimas palabras nos dejaron aún más sorprendidos. Nos miramos las caras tratando de entender por qué nos hablaba de la felicidad de esa forma. Se despidió diciendo:

—Les dejo esas reflexiones para su íntimo estudio interior.

De todas las tareas que me pusieron en el colegio, esta es la única que no he terminado aún.

No hay comentarios:

Publicar un comentario