lunes, 3 de agosto de 2009

Valentia



Dejemos de hacernos los tontos y admitámoslo de una vez por todas: La verdadera valentía, es la del sexo femenino, de las mujeres pues. Más aun, es asunto de madres y esposas, novias, concubinas y barraganas. Es asunto de hermanas venidas a madres o de aquellas que han adoptado a un hijo, cumpliendo con ese mandato interno de llevar vida más allá de la propia.

No se lo piensan. Arrastran milenios de retos y victorias que han afrontado a la sombra de sus supuestos defensores. Es su forma de perpetuar a la especie, a pesar del empeño de los hombres por hacer desaparecer a la humanidad.

Cargan los códigos de la vida en sus vientres, con una envoltura de piel tersa, tornándose luego en arrugado envoltorio de experiencias no reconocidas. Seducen en un principio al sexo opuesto, para luego guiarlo casi todo el camino y terminar en el mejor de los casos arrullando a nietos propios o ajenos en el final de sus días.

Gobiernan ciudades o países, enamoran con sus canciones, escriben novelas universales, manejan camiones pesados o cocinan en un tambaleante barco atunero en largas travesías. Trapichean drogas, venden su cuerpo en el mercado a la baja de la amoralidad o cuidan enfermos terminales con infinitos cariños. Todo lo hacen, todo lo mueven, pues mantienen en movimiento al mundo desde el comienzo de la humanidad, cargando además con la prole a cuestas.

Mientras más lo pienso, más seguro estoy que son ellas el secreto de la fuerza gravitatoria, del brillante final de una estrella enana blanca o de la descomposición de los colores en un arco iris. Da igual, giramos en torno a ellas y seguimos creyendo que somos nosotros el sol de nuestro particular sistema.

A veces me siento como una vulgar abeja macho, esperando los favores de la reina omnipotente, con la diferencia que el panal se reduce a un "piso en las afueras de Madrid".

Vale, se que no todas parecen dominar su situación particular, pero las sumatorias tienden poco a poco a dar más peso a su lado de la balanza.

Apenas empezamos a comprender que nuestras compañeras de viaje han sido nuestras guías silenciosas.

VALOR HACE FALTA PARA CAMINAR A NUESTRO LADO, CUANDO HEMOS MANEJADO TAN TORPEMENTE A LA HUMANIDAD CON UN CARNET MACHISTA.

Llego la hora de compartir el volante y admitir que nos hemos dormido en el trayecto.....eso también es valor.


Para Aminta en su cumpleaños

Madrid, 31/07/2009