viernes, 25 de marzo de 2016

La Playa

La Playa

La playa es una cala bastante solitaria, más bien oculta, pues sólo se llegaba nadando o en bote. A mi me gusta ir nadando, para no hacer ruido y llegar a la orilla como lo hacen las olas, entre la espuma.
Esta tarde estabas tu en la orilla, jugando sola entre las olas, mirando de vez en cuando al horizonte, como quien espera que la mar le devuelva algo. A veces te dejabas flotar boca arriba, esperando que las olas poco a poco te devolvieran a la orilla, las mismas que jugaban con tu bikini y dejaban libres tus pechos blancos.
Yo no quise molestar, más bien, quise disfrutar de la visión de tu presencia, en la que yo había creído era mi playa nudista privada. Disfrazado entre la espuma, me fui colando entre las olas y luego a la sombra de unos arbustos, me quede observando tu silueta mientras coqueteabas entre la desnudes forzada por las olas y tu empeño en ocultarle a mis ojos tus pezones. Poco a poco las olas terminaron por ganarte la batalla y dejaste en la orilla la poca tela que te cubría, sólo el gran sombrero cubría tu piel del sol. Media hora es mucho tiempo para aguantar estar cerca de ti sin querer tocarte, me volví a colar en las olas y esta vez nade hacia ti.
Aquellos pechos blancos parecían dos faros que señalaban el bastión desde el cual se alzaban y mi cuerpo una nave que insistía en embestir gustoso contra aquella roca.
Te pillé desprevenida, y desde tu posición, sentada en la arena, salir corriendo no creo que fuera tu mejor opción, te quedaste inmóvil. Tus ojos ocultos tras los lentes de sol, no me dejaban leer tus reacciones, pero no creo que me dejaras del observar, yo tampoco a ti.

Los dos solos, en una playa que recibía ya al atardecer......

Ya nos habíamos visto, en el club de letras del pueblo, aprendiendo a trazar coherencias hechas con sueños y deseos. Coqueteando con poemas, relatos y tertulias donde los ojos solían decir más que las letras y las palabras, hemos jugado a tentar nuestras deseos.
Ahora que solos estamos, desnudos de ropas y excusas bobas no tenemos donde esconder nuestras ganas recíprocas de piel, besos, susurros y jadeos.

Me arrodille frente a ti, te dije hola y mientras de daba un beso que te robé al vuelo, mis manos hicieron eco sobre tus pechos, tus caderas, tus piernas ......
Susurros, súplicas y risas nerviosas se confundieron entre los espasmos de placer. Tu boca exploraba mi piel al ritmo que la mía jugaba entre tus piernas. Todo aquello que no nos atrevimos a decir mientras aprendíamos a escribir, lo hicimos sentir en nuestros cuerpos con las letras de nuestras manos, nuestras bocas y con el lenguaje universal del deseo mutuo.

Mil filigranas dibujé sobre tu espalda mientras penetraba con mi piel entre tus piernas y con cada empuje tus gemidos de placer inundaban mis sentidos.
Cabalgamos mutuamente nuestros cuerpos y deseos, jugando entre las olas que ya ocultaban al sol y fue entonces cuando estallé en tus entrañas gritando entre las bolas y la espuma.....
El tiempo no fue una medida, sólo una excusa para permanecer unidos mientras la noche se hizo evidente y la arena un colchón para nuestro sueño.

Las clases de escritura creativa no fueron las mismas, otro lenguaje ocupó nuestras vidas y otros poemas escribimos sobre la piel, en las noches, sobre la arena de mi playa oculta.....

Francisco Santos
Agosto 2014

domingo, 17 de agosto de 2014

Dejé.

Dejé una carta de despedida
y mi corazón en cada uno de ustedes
porque en este viaje sin retorno
su peso evitaba mi vuelo.

Dejé una vida sin terminar
un sueño trocado en pesadilla
amigos convertidos en centinelas de sus vidas
rifadas a un destino incierto.

Dejé recuerdos a tu cuidado
y esperanzas como semillas
para qué los plantarás
en ese erial de consciencias.

Dejé una luna llena
para que si volviera a tus orillas
el camino a tu alma no sea tan oscuro
como el destino que ya te ofende.

Dejé un sendero
con la huella de tus pasos
sobre el polvo de la consciencia
de un país sin penitentes
lleno de buenas intenciones
de meretrices y bucaneros

Dejé de angustiarme a tu lado
por que prefiero extrañarte
desde el inmenso mar que nos separa
lleno de sangre, sudor y lágrimas.

Confieso.....

Todos los derechos reservados

viernes, 8 de agosto de 2014

Letras para abandonos y otros dolores causados por la separación necesaria.

Letras para abandonos y otros dolores causados por la separación necesaria.

El: 
La distancia es un océano que puse entre nosotros
para separar tu locura de mi desesperanza 
por tu poca voluntad para escucharme 
y por el cansancio de conversar con tu odio 
como único intérprete de tus pasos ciegos. 

Pensé en irme un millón de veces, 
y ahora son otros amantes los que lo intentan 
emulando un rictus amargo que esconden 
en una maleta donde no cabe una vida.

Ella: 
En mis tierras contradictorias 
no son las ratas las que abandonan el barco, 
sino los capitanes. 

Las primeras se quedan 
rastrillando lo poco que queda 
de este casco sin mástil 
en el que me he convertido 

Antes de tu partida 
sabía de los restos de abandono que sembraste 
En este lar de máscaras, 
no falta quien se lleve los despojos 
de los capitanes que, 
como tú, huyeron de la demencia 
y luego se hizo fiesta con los restos 

No te culpo 
porque conozco de las crucifixiones inútiles,
 de convertirse en sombra 
y colarse por los orificios 

pero me duele tu extravío 
la memoria olvidada en un anaquel 
el purísimo acto de fe 
en el que el exilio se reivindica y se asume 

Sí. 
Duele. 

El: 
Y ahora que conoces mi dolor, 
espina de madera tropical 
que se pudre profunda en mi carne, 
entenderás los dolores de aquellos 
que aún amándote tanto como yo, 
abandonan el placer de tus sensuales paisajes, 
el arcoíris de pieles de tus muchas razas 
y tu eterna primavera 
ahora trastocada en prisión de razones inválidas. 

Ella: 
Solo es un acto de fe 
mi vínculo es solo por la sangre 
por la derramada 
y la que está en un haber destructivo 

Olvida este trasiego que devora los rencores 
no voy a dejarte un poema de amor 
porque no sirven
 más que para oficiar misas profanas sin utilidad 

Terrible es este tránsito ficticio de cuerpos que van y vienen 
donde la verdad llueve a ratos 
dejando una humedad cenicienta 

temible es mi futuro 
como este ruido doloroso 
que ha sido tu deserción 
            merecida 
                      válida 

El: 
Y me he callado, 
para que el eco de mis lágrimas 
no se confunda con el de las madres 
que lloran de sus hijos las ausencias, 
tan profundas como una tumba, 
tan oscuras como calabozos. 

 Te extraño, 
pero me obligo a ello
para no tener que lamentar estar a tu lado 
soportando el hedor 
a sangre a violencia y carestía. 

A pesar de tus vicios 
no dejo de luchar por ti 
de gritar tu nombre y cantarte, 
porque aún siendo ingrata 
eres la mujer de mi vida. 

Ella: 
Termina de hundir las naves 
el tiempo de los desatinos ha expirado 
muchas vidas han decidido doblar esquinas 
y los oprimidos han extinguido sus voces. 
ámame como se ama a los muertos
porque en este residuo que ahora soy 
no tengo nada que ofrecerte. 
No vuelvas. 

Escrito por: Acuarela Martinez y Francisco Santos (Bigbang1958) en Agosto de 2014, como homenaje muy sentido a todos aquellos que han abandonado Venezuela durante los últimos quince años.

lunes, 14 de julio de 2014

Y todo tiene relación....

Y todo tiene relación....
Mis ausencias y mis deseos,
la tierra herida y sus amantes que la maltratan.

 Y todo tiene relación....
Tus ganas de encontrar
y la alegría de quien con ella se tropieza.

 Y todo tiene relación....
Los sueños que se escriben en poemas
que no se terminan
y la sed de los que cruzan desiertos
para ser esclavizados.

 Y todo tiene relación....
La búsqueda de una libertad perdida
bajo las balas de quien se la ha robado
y la luna que se agiganta en la noche de un verano.

 Autor: Francisco José Santos Gómez Julio 12, 2014.

miércoles, 6 de junio de 2012

Lagrimas en la mar.


LAGRIMAS EN LA MAR.

   Su vida nunca fue fácil, tampoco se la hizo fácil a quienes le rodearon. Salía al mar en las noches para arrancarle algunos peces, aunque ser pescador no fuese su deseo. No tenia opciones para ganarse la vida, tampoco se dejada ayudar. Era una caja de fuegos artificiales esperando un fósforo emocional, un eterno niño comprando chucherías, un adicto a la nicotina. La mar era la única cosa con la cual no discutía, quizás porque no llegaba a responder a sus monólogos. Era el más joven de mis hermanos pero se veía como el más viejo. Una noche el clima no ayudó a la faena y regresaban a casa. Tras escribir la última letra de un SMS a su mujer le ofreció un cigarrillo a un compañero, se asomó a la borda del peñero en mitad de la borrasca y se puso a fumar. Son esas cosas que los demás no harían, pero que a él le parecían normales. Fue la última vez que se le vio con vida, era el único que faltaba al llegar a la orilla. Por más lágrimas que se derramaron buscándolo y el desvelo que causó su ausencia, la mar lo devolvió cinco días después, callado, pescado, mordiendo el anzuelo de la fatalidad, flotando cual boya bizarra. Le extrañamos en casa, mucho, a su sonrisa, sus arranques emotivos, sus nervios apurados y conversaciones sin destino. El que fue hijo, hermano, padre, sobrino y víctima de sí mismo nos deja una lección: no se debe posponer el encuentro con la verdad demasiado tiempo o se irá callada, ahogada en mitad de una noche de lluvia. Hay tantas preguntas que me quedaron por hacerle a mi hermano pequeño que pienso ir a pescarlas en las playas de piedra de “La Guardia”. Dedicado a mi hermano Luis.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Viaje en el tiempo

Stewar llevaba diez años buscando los restos de la Reina más famosa que habitó el Nilo. Encontrarse ante su sarcófago era algo que difícilmente podría describir con simples palabras. El silencio en la cámara sepulcral solo era roto por los latidos de su corazón acelerado, aunado al murmurar de sus colaboradores que se colaba por el boquete abierto. Observó todo con fascinación, estaba seguro que las figuras de oro que rodeaban al sarcófago no tenían algo semejante con que ser comparadas y eso le daría brillo a su gran descubrimiento, el hallazgo más importante del antiguo Egipto.
Sentía aquel hombre afortunado haber ganado la batalla contra el tiempo y su cómplice, la arena, esa que ocultaba con su eterna movilidad a todo aquello que deja de moverse, aquello que está muerto. Mientras miraba absorto, su mente viajaba al momento donde fueron colocados aquellos artefactos, instantes sagrados que preparaban a la monarca para el camino hacia lo eterno, sin moverse de su tumba. Fue entonces cuando entendió que, la clave de los viajes en el tiempo, eso que el hombre siempre quiso encontrar estaba ante él. Debes quedarte inmóvil y ver pasar cada segundo con infinita paciencia, escuchando las voces y observando la luz que pasa lenta a tu lado como si de un firmamento abigarrado se tratase.
Sin que lo percibiera, la luz de su linterna se agotó lentamente junto a los murmullos.
—Señor, ocho horas observando esta maravilla son muchas, descanse un poco —Le dijo un ayudante poniéndole una mano sobre su cuerpo inmóvil, sacándolo de su abstracción.
Entonces hizo otro descubrimiento más asombroso aun: encontró la fórmula para suspender momentáneamente el viaje por el tiempo.

Palabras: 279
Bigbang1958
1 de noviembre de 2011