La puerta, pesada y oscura por el paso del tiempo se deja abrir. Vientos amigos han empujado un poco y el rechinar de las bisagras son confesion de nuevas letras. Pasa la claridad, alguna nube y olores de tinta. El eco del teclado retumba en el cuarto que se abre de nuevo a la vida. No quiero impedirme el placer de decir, de vomitar a veces las rabias, de sacudirme viejos deseos y dejarme seducir por lectores amigos. Encontre la llave de la puerta tirada en un rincon de mi frenetica lucha por sobrevivir a las facturas, los impuestos y los peajes del gobierno y la mente. Ahora la vuelvo a arrojar para no cerrarla, dejando abierta la puerta, la herida, las ganas.....
Bienvenidos.
